Jul 22 2011
PRUEBAS DE CONSUMO
Mucha gente estudia con interés los datos de consumo de cada modelo. Sin embargo, una vez que es adquirido, es habitual escuchar que, por más que se haga, no se consigue nunca alcanzar las cifras prometidas por el fabricante en el manual del vehículo. En los próximos párrafos veremos por qué sucede.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que en España los datos de consumo homologado tienen muchísima importancia ya que también nos van a dar las emisiones de CO2 homologadas, que van a ser decisivas a la hora de liquidar los correspondientes impuestos de matriculación. Por eso, la homologación se hace a través de un organismo público llamado Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial. Este ente se encarga de realizar la prueba denominada NEDC. Para realizarla se somete a cada modelo a un test en el banco de rodillos, simulando una serie de condiciones similares -pero no iguales- a las de la conducción real.
El coche elegido debe tener más de 3.000 kilómetros y menos de 15.000, y debe llevar una cantidad mínima de tiempo con el motor parado y en una sala bajo unas condiciones de temperatura específicas. Además, sólo podrá permanecer en el interior del vehículo una persona y no se deben conectar ni la radio, ni las luces, ni el aire acondicionado. De lo que se trata es que las condiciones de la prueba sean siempre iguales y se repitan de un modo constante para poder comparar.
La primera parte del ejercicio simula las condiciones de una conducción en ciudad. Para ello se arranca en frío sobre los rodillos y se mantiene el motor al ralentí durante 40 segundos. Pasado ese tiempo, se comienza la marcha en primera hasta alcanzar los 15 kilómetros por hora. Entonces se vuelve a detener manteniendo el motor de nuevo al ralentí durante 50 segundos como si estuviese parado en un semaforo. A continuación reanuda la marcha hasta alcanzar 35 kilómetros por hora en segunda. Entonces vuelve a detenerse unos segundos como si estuviese en un semáforo y reanuda la marcha hasta alcanzar los 50 kilómetros hora en tercera. Desde ahí, se reduce a 37 kilómetros por hora en segunda y se detiene cuando llevan transcurridos tres minutos y quince segundos. Esta primera parte de la prueba se vuelve a repetir hasta tres veces más.
El segundo escenario, que simula la conducción en carretera, mueve los rodillos hasta los 70 kilómetros hora en quinta velocidad durante un minuto; luego se reduce a cuarta circulando a 50 por hora durante un minuto; y se vuelve a acelerar hasta 70 por hora en quinta durante otro minuto más. A partir de ahí, acelera hasta 100 km/h durante unos segundos para alcanzar los 120 kilómetros hora. Al completar los 6 minutos 40 segundos, el vehículo vuelve a detenerse.
El resultado homologado se obtiene al calcular el consumo total de la prueba. Con esto queda claro que es imposible igualar estos consumos, pero la cifra es muy útil ya que sirve para comparar con otros modelos. Como todos se han medido igual, podemos saber si un determinado automóvil gasta más combustible que otro.
Jul 24 2011
ESPECIAL: EL ORIGEN DE LAS MARCAS DE COCHES
El problema de trabajar en esto de los coches es que se creen que lo sabes todo del mundillo. Los amigos y conocidos se piensan que soy un as de la mecánica, y no es así, ya que yo trabajo en ventas. Incluso así, no se cortan en preguntarme sobre el ruidito que hace el coche al cambiar de marcha. Cuando te presentan a alguien y sale el tema laboral, muy pronto te interrogan sobre el precio de tal modelo o tal otro. Pero yo no no puedo tener todos los precios en la cabeza, sobretodo porque hoy en día tenemos una gama muy amplia de modelos, motorizaciones, equipamientos opcionales,… Además, es raro encontrar dos coches que valgan lo mismo, ya que cada uno lo personaliza a su manera. Y con esto no quiero decir que no sepa lo que valen los coches que vendo. Yo tengo una referencia en la cabeza, con los precios de los modelos y opcionales que más se venden, pero no me gusta fiarme de mi memoria y prefiero tener siempre a mano el catálogo actualizado de producto que nos remite el fabricante. Otro tema que ha salido en varias conversaciones, ya más a modo anecdótico, es el origen del nombre de las marcas de coches. Sobretodo porque algunos son verdaderamente raros. Por eso me he decidido a investigar un poco sobre este tema.
Hay muchas marcas cuya denominación procede directamente del apellido de sus fundadores. Fabricantes como Citröen, Renault o Peugeot, son el paradigma de una época en la que no se debanaban mucho los sesos a la hora de buscar nombres. Aunque también tenemos un caso en la lejana Japón, en la que el industrial Kiichiro Toyoda fundó una compañía automovilística con su propio apellido, Toyota.
Lo lógico es que el fabricante alemán Audi le hubiese ocurrido lo mismo. De hecho, cuando se constituyó la empresa se llamaba Horch, como el apellido de su creador, August Horch. Pero este señor tuvo problemas con sus socios y abandonó la corporación para fundar otra. Como intentó seguir denominando a su nueva fábrica con su apellido, los antiguos socios le demandaron y la justicia alemana le prohibió usar el nombre «Horch» a nivel comercial. Por eso, un hijo que estudiaba latín, le dijo que Horch -en castellano, «oiga»– significaba en latín Audi. Realmente Audi no es más que la traducción al latín de su apellido.
El caso de Mercedes-Benz es más complejo, ya que la empresa propietaria de la marca es Daimler AG, apellido de uno de los dos fundadores, Gottlieb Daimler. El otro socio, que también aporta la mitad del nombre comercial, era Karl Friedrich Benz. Pero esta marca es internacionalmente conocida por el nombre de Mercedes. ¿De dónde viene? El diplomático y empresario Emil Jellinek se enamoró de aquellos coches y decidió comenzar a distribuirlos. Pero para llegar a un acuerdo, puso varias condiciones: sería el distribuidor en exclusiva para Austria-Hungría, Francia, Bélgica y Estados Unidos; y los vehículos se denominarían «Mercedes», el nombre con el que llamaban a su hija Adrienne Manuela Ramona. Jellinek estaba convencido de que les traería suerte, ya que tenía una extraña superstición con el nombre. No sé sabe si por el nombre o por la calidad de sus automóviles, pronto fueron los más codiciados por los millonarios del mundo entero.
El uso del acrónimo también bautiza a muchas marcas de coches. Compañías como la española SEAT –Sociedad Española de Automóviles de Turismo-, la japonesa (orientada al mercado americano) Lexus –Luxury Export United States-, o la italiana Fiat –Fabbrica Italiana Automobili Torino- son ejemplos muy destacados. Pero de este tipo de nombres, el caso paradigmático sería el de BMW, que son las siglas de las Fábricas Bávaras de Motores, Bayerische Motoren Werke. Y, por último, y por mencionar una marca inglesa, tendríamos el caso de MG, que significa Morris Garages.
Pero, pese a que tanto MG como su matriz Rover, están prácticamente desaparecidas, sí que me gustaría explicar la procedencia del nombre Rover. En inglés, la palabra «rover» designa a una persona que viaja sin destino fijo. Y con ese nombre John Starley y William Sutton denominaron en 1884 a una bicicleta diseñada por ellos que simbolizaba la libertad de movimiento. El nombre gustó y cambiaron la denominación de su empresa de bicicletas por Rover Cycle Company Ltd. Cuando comenzaron a fabricar coches, el nombre seguía siendo muy apropiado y decidieron mantenerlo.
Hay casos que son aún más curiosos. Volkswagen significa en alemán «coche del pueblo». Su origen se remonta al concurso que promulgó Adolf Hitler para fabricar un vehículo sencillo y barato que estuviese al alcance de todos los alemanes. El concurso lo ganó el ingeniero austríaco Ferdinand Porsche -creador de la mítica compañía de coches deportivos Porsche– que diseñó el Escarabajo. Pese a que el gobierno nazi quería, con su característica rimbonbancia, que se llamase «kraft durch freude» (KDF) –«fuerza a través de la alegría»-, al final todo el mundo lo denominó Volkswagen. Y así se quedó.
Y por último, aunque no menos importante, quiero hablar someramente de la marca americana de coches de lujo, Cadillac, perteneciente al mastodonte General Motors. Su origen es verdaderamente llamativo ya que su fundador, William Murphy, adoptó el nombre del oficial francés Antoine de la Mothe Cadillac que había fundado la ciudad de Detroit en 1701. Si por algo destaca esta marca, es por ser la que fabrica los coches que llevan al Presidente de Estados Unidos Barack Obama.
By Altrade • Especiales • 3 • Tags: curiosidades, de dónde vienen los nombres de las marcas de coches, origen de las marcas, vehiculo