Nov 10 2011
LA TRAMPA SADUCEA DE LOS VEHÍCULOS DE KILÓMETRO CERO (I)

Una «trampa saducea» es un ardid preparado por nuestro oponente para que demos un paso en falso o cometamos un error. La denominación proviene de varios pasajes evangélicos en los que los saduceos, adversarios acérrimos de Jesús, le planteban diversas cuestiones en las que difícilmente podía salir airoso, dando igual la respuesta que eligiese ya que todas eran malas. Un caso muy típico de «trampa saducea» sería el momento en que le cuestionan sobre la licitud de pagar tributo al César. Si se posicionaba a favor del impuesto le atacarían por dejar de lado al pueblo oprimido y explotado por el César. Pero si afirmaba que no debía pagarse sería acusado de agitador contra el poder romano.
La situación que se está produciendo actualmente en el mercado de vehículos de «kilómetro cero» y seminuevos es muy parecida a una «trampa saducea», en la que saldremos mal parados de todas todas. A continuación veremos el motivo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que, a pesar de los malos resultados de ventas, los fabricantes se están sosteniendo a duras penas en España de un modo ficticio. Para que parezca que se cierran más operaciones obligan a los concesionarios a que matriculen a su nombre muchos más coches de los que pueden dar salida. Esto tiene un efecto beneficioso para la marca, ya que permite que las caídas no sean tan abultadas. Sin embargo para la red comercial es desastroso. La gran contrariedad es que es muy díficil saber con exactitud cuál es el porcentaje de automatriculaciones respecto al total de las ventas, pero las cifras pueden ser de asustar.
Comparando el acumulado de ventas de enero a octubre de 2011 con el de 2010, el desplome es de un 19,7%. Imaginen la envergadura del hundimiento si los concesionarios se negasen a automatricular automóviles para poder cumplir con los objetivos que les fijan. Debido a los contratos que firmaron con los fabricantes su margen de maniobra es muy escaso, teniendo que cumplir con sus directrices. Por eso no les queda más remedio que ir matriculando unidades a su nombre.
Si el problema es peliagudo de por sí, hay que añadir a esto la cicatería de los fabricantes. Lo normal es que no se estiren concediendo grandes descuentos para incentivar estas automatriculaciones. De hecho, en una época en que casi todos los modelos nuevos gozan de grandes ofertas, puede darse el caso que los «kilómetro cero» se ofrezcan al público a un precio incluso más elevado que uno nuevo.
Así que nos encontramos ante un escenario sobresaturado de vehículos seminuevos que nadie quiere, a la vez que las marcas aumentan la presión sobre su red de ventas para que sigan vendiendo vehículos nuevos. Y el modo más fácil de hacerlo es aplicando descuentos muy potentes o sobrevalorando el coche usado, con el consiguiente desposicionamiento de los «kilómetro cero».
¿Se imaginan lo que hará un vendedor que se ve cargado de este tipo de coches? Permítanme que aplace hasta mañana la respuesta. Les prometo que terminarán por comprender lo de la «trampa saducea» y aprenderán a no caer en la misma. Porque hay formas de soslayar estas asechanzas que nos depara este mercado de locos.
Continuará…
La «trampa saducea» de los vehículos de «kilómetro cero» (II).
Nov 12 2011
LA TRAMPA SADUCEA DE LOS VEHÍCULOS DE KILÓMETRO CERO (II)
El otro día interrumpí el artículo después de describir como los concesionarios se encontraban metidos en una «trampa saducea» por culpa de unos fabricantes que quieren cubrir su cupo de ventas a toda costa. Pero aún queda por explicar el verdadero «nudo gordiano», que consiste en trasladar un problema exclusivo del concesionario a sus incautos clientes.
Ya hemos visto que las redes comerciales se encuentran saturadas de coches automatriculados y tienen que intentar venderlos cuanto antes si no quieren verse con serios problemas de solvencia.
Para que lo entiendan mejor, vamos a ponernos en el caso de un comprador que se persona en un concesionario preguntando por vehículos de «kilómetro cero». Lo que busca es ahorrarse un dinerillo y le han comentado que son muy interesantes porque están prácticamente sin usar. El vendedor dará un respingo y sus ojos brillarán de alegría. Por fin un cliente al que poder colocar una de las muchas unidades que cogen polvo en la zona reservada a los seminuevos.
A partir de ese momento, el comprador ha perdido toda posibilidad de adquirir un automóvil nuevo -es decir, matriculado a su nombre- a buen precio. El vendedor, inasequible al desaliento, no se cansará de argumentar sobre las bondades del «kilómetro cero», resaltando la oportunidad tan buena ante la que se encuentran, por ser una oferta económica insuperable al ser el descuento mucho mayor que para un coche nuevo.
La mejor técnica que emplean los vendedores para dar salida a este tipo de automóviles es inflar el precio de uno nuevo de similares características. De ese modo habrá mayor diferencia con el automatriculado. Si no existiesen esos descuentos para los de primera matriculación, estaríamos ante una buena oportunidad. Lo lamentable es que en el mercado actual, los vehículos nuevos se venden al mismo precio que los de «kilómetro cero».
Con esto no quiero decir que este tipo de coches sean malos. Al contrario. En muchas ocasiones se pueden encontrar buenas gangas a precios inmejorables. Pero si valen lo mismo… Creo yo que, a igualdad de precio, todo el mundo preferiría estrenar el vehículo y elegir los equipamientos y el color.
El error es entrar en la tienda demostrando nuestro interés por ese tipo de automóviles. Creo que lo que se debe hacer es no mencionar para nada los «kilómetro cero». Incluso aunque estemos interesados en uno. Esperemos a ver qué ofertas hay para los nuevos. Una vez que las conozcamos, entonces podemos preguntar por un seminuevo.
Si lo hacemos así, habremos roto la estrategia y el ritmo al vendedor. Como no están los tiempos para guardarse muchos descuentos, es probable que nos hayan dado al principio el mejor precio para una unidad sin matricular. Sólo cuando estemos seguros de que no pueden bajar más, entonces podremos centrarnos en lo que tienen en «kilómetro cero».
Siguiendo estas pautas, conseguiremos descolocar momentáneamente al vendedor. Cuando nos de un precio por el coche de ocasión que apenas difiere de uno nuevo, debemos rebatirlo con el siguiente argumento: es necesario que baje más dinero si quiere deshacerse de estas unidades que les están provocando una verdadera sangría financiera. Entonces el vendedor puede entrar al trapo bajando aún más el precio, con lo que al final nos habremos salido con la nuestra. Y si no, siempre tenemos la posibilidad de matricular a nuestro nombre uno nuevo a buen precio.
La «trampa saducea» de los vehículos de «kilómetro cero» (I).
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