VÍDEO: LOS COCHES MALDITOS

Llevo días dudando acerca de la conveniencia de escribir o no este post. Sé que el que lo lea puede pensar de mí que soy un poco morboso o tétrico. Tal vez lo sea, pero no me importa. Y es que estoy convencido de que se podría escribir una historia del automóvil en función de las personas famosas o importantes que fallecieron a bordo de ellos.

Los coches son máquinas bellas y hermosas, que proporcionan momentos espectaculares, pero no se les puede perder el respeto. Desgraciadamente, una de las más importantes causas de mortalidad son los accidentes de tráfico.

Por eso quiero traer a colación en este artículo a alguno de esos vehículos que segaron de raíz las exitosas vidas de sus afamados ocupantes. Automóviles que muchos creyeron que se encontraban malditos por culpa de macabras coincidencias, o por un exceso de mitomanía o de superstición.

Foto: www.twaka.com

Remontándonos atrás en el tiempo, podemos recordar coches de época como el Graef und Stift austriaco en el que fue asesinado por un anarquista el Archiduque Francisco Fernando de Austria; o el Bugatti 35 -algunos han creído que era un Amilcar- cuyos radios de una rueda engancharon el largo foulard  que llevaba al cuello la bailarina Isadora Duncan provocándole la muerte.

Situaciones trágicas, rodeadas de misterio, por hechos acaecidos bajo la sombra de la mala suerte. La prensa sensacionalista siempre se cebó en este tipo de historias, ayudando a que la memoria popular dejase volar su imaginación, avivada por historias truculentas de ritos negros y pactos con el diablo que explicarían sus rápidos ascensos y sus violentas muertes en extraños incidentes.

Más cercano en el tiempo, y no menos enigmático, es el accidente mortal sufrido por Grace Kelly a los mandos -¿realmente era ella quien conducía, o era su hija Estefanía?- de un Rover P6B 3500 S de color dorado y con cambio automático. El vehículo acabó saliéndose de la vía por la que circulaba -una serpenteante carretera de la Costa Azul- sin que haya quedado claro el motivo.

Siguiendo con las princesas, el más mediático de los siniestros sería el del Mercedes S280 que ocupaban Diana de Gales y su amante Dodi Al-Fayed. Ambos fallecieron casi de inmediato debido al terrible impacto contra el pilar de un túnel parisino, cuando el chófer perdió el control del automóvil mientras huía de un grupo de paparazzis a la caza de una exclusiva. Varios años después, no ha quedado el suceso totalmente esclarecido.

Foto: http://motor.terra.es

Como vamos a ver en el vídeo, el que más ha dado pábulo a leyendas  es el Porsche en el que perdió la vida James Dean. A pesar de que con posterioridad fue despiezado y vendido por partes, aquello no fue impedimento para que «Little Bastard» siguiese causando accidentes «supuestamente» inexplicables. Cuesta creerlo, teniendo en cuenta lo díficil que era seguir la trazabilidad de piezas sueltas de un coche desguazado. Sobretodo en una época en que no había informática ni fácil acceso a bases de datos.

El mito de James Dean acabó convirtiendo también en leyenda a aquel Porsche 550 Spyder bautizado por el propio actor como «Pequeño Bastardo», debido a la dificultad para dominarlo por su relación peso-potencia. Con un motor de 110 CV y doble carburador, propulsión trasera y carrocería de aluminio, el vehículo era extremadamente rápido, siendo capaz de alcanzar los 225 km/h. Personalizado para el protagonista de «Rebelde sin causa» con dos tiras rojas en la parte trasera sobre las ruedas, el número 130 y los asientos tapizados con tela escocesa, no debió de gustarle mucho el automóvil al actor Alec Guinness ya que le vaticinó un trágico final si persistía en conducirlo al límite.

Veamos el vídeo de Iker Jiménez en Cuarto Milenio.