Ene 23 2012
Fracaso del plan de subvenciones al vehículo eléctrico en el año 2011
Como era previsible, el año 2011 ha terminado con algo más de 1.200 solicitudes de subvención al vehículo eléctrico, muy por debajo de las 70.000 unidades que pretendía alcanzar el anterior Ministro de Industria, Miguel Sebastián. Con un presupuesto total de 72 millones, tan sólo se han gastado 4 millones de euros.
El plan de ayuda al coche eléctrico fue diseñado por el gobierno anterior con la intención de impulsar las ventas de cualquier automóvil propulsado total o parcialmente por un motor eléctrico. Junto con el plan de eficiencia energética para el transporte, que comprometió más de 500 millones de euros, los 72 millones destinados a las subvenciones directas para la compra de coches eléctricos se escalan de la siguiente forma:
- 2.000 euros para los híbridos enchufables con una autonomía inferior a los 40 kilómetros.
- 4.000 euros para los de autonomía extendida.
- 6.000 euros para los eléctricos puros.
Como habrán podido comprobar los lectores, estoy empleando el presente y no el pasado debido a que, pese a que la vigencia del plan concluía en el mes de noviembre de 2011, el anterior gobierno prorrogó in extremis un año más la concesión de las ayudas con la esperanza de relanzar unas ventas que nacieron heridas de muerte. Como ya he explicado en otras ocasiones, el volumen principal de estas pocas compras se está llevando a cabo en segmentos corporativos como la administración pública o las grandes empresas.
En mi opinión, este plan debería ampliarse a todo tipo de híbridos –aunque no sean enchufables– y el montante de las subvenciones debería ser mayor. Con 6.000 euros para uno eléctrico puro no se minimizan los altos costes de adquisición del mismo.
Por otra parte, el plan se presentó en el peor momento posible. Entiendo que el ministro Sebastián veía que la legislatura se agotaba sin pena ni gloria, y por eso no quiso dejar pasar la oportunidad de montarse en el carro de las declaraciones de intenciones grandilocuentes, tan propias de un ecologismo insensato y demagogo. Sin embargo me cuesta creer que fuese tan poco realista. Las cifras eran inviables en cualquier país avanzado y moderno, en los que la conciencia medioambiental no es flor de un día, con lo que en España no se podía alcanzar el objetivo fijado por mucho que se esforzase el gobierno. A todo esto habría que añadir la escasa oferta existente de vehículos subvencionables en el momento del lanzamiento. Incluso hoy en día la variedad de modelos es muy corta y apenas satisface a nadie. ¿Quién querría comprar coches caros, con poca autonomía y sin apenas puntos de recarga de batería? O se ponen a regalarlos, o va a ser díficil que convenzan a un gran número de clientes particulares.
Riccardo
25 enero, 2012 @ 8:33
La premisa ineludible para que el coche eléctrico despegue es que se establezca por lo menos una red mínima de abastecimiento de combustible. A partir de allí el precio y la relativa subvención tendrá menos importancia.
Ricardo
25 enero, 2012 @ 11:35
Estoy de acuerdo contigo, Riccardo, en que es importante que exista una red de recarga, sobretodo si tenemos en cuenta las escasas autonomías que ofrecen los coches actuales. Incluso así, creo que el precio y las subvenciones son importantes si lo que se quiere es que se popularicen cuanto antes. Si dejamos que el mercado funcione por si mismo, sin ayudas estatales, seremos el último país en lo que se refiere al coche eléctrico.
Javi
17 febrero, 2012 @ 4:10
Lo siento, pero no estoy de acuerdo Riccardo. Es indudable que una buena red de suministro es necesaria, pero no minimiza la importancia del precio, y por ende de las subvenciones. Por mucha red de suministros que pongas, no va a haber mucha gente interesada en comprarse, por ejemplo, un Renault Twingo a 22.000 euros, que es como se quedan los coches eléctricos de ese tamaño con subvención incluída(pagando alquiler de baterías a parte, un gasto mensual añadido). El precio es el factor determinante en todo esto junto con una amplia red de carga. Y luego hay otra serie de inconvenientes, que si es cierto que salvados los dos escollos anteriores serían menos relevantes(per aún así importantes). 1º; una autonomía muy limitada y un tiempo excesivo de carga. Cuando un vehículo de combustión está rondando los 700km como poco pudiendo llegar a más de 1.300km de autonomía, el eléctrico, con suerte, se queda en 160-170km. A lo que hay que añadir que mientras que los de combustión necesitan poco más de un minuto para llenar el depósito, un eléctrico como mínimo y al 80% tarda 7 minutos. Para poner un ejemplo gráfico: si quisiésemos ir de Madrid a Cádiz(a unos 600km) con los de combustión no necesitaríamos parar a repostar(y en algunos casos ni siquiera para volver), con el eléctrico necesitaríamos parar a repostar 3 veces(y con suerte estar 10 minutos parados en cada reposaje) y llegaríamos justitos a Cáziz solo en la ida(6 paradas obligadas en todo el viaje, en las que perderíamos 30 minutos en la ida, y 30 en la vuelta, con las molestias añadidas de tener que parar aunque no quieras).
Y 2º: la pérdida de habitabilidad y maletero. Pasaríamos a tener unos 370L en un compacto, a tener unos 300, lo mismo que un utilitario no electrico. Y/o reducirse la habitabilidad en varios centímetros.
Yo sinceramente, salvo que no emiten Co2 por el escape(otra cosa es la producción de la energía…) no le veo ninguna ventaja al eléctrico de hoy que no es más que lo que ya había en los años 90, y mucho menos viendo los elevados precios con que se presentan, aptos casi exclusivamente para las clases pudientes.
Ricardo Botín
17 febrero, 2012 @ 11:54
Coincido contigo en que el coche eléctrico ahora mismo no es una opción. Te animo a que leas los artículos que he escrito sobre los vehículos eléctricos y verás que me he posicionado siempre en contra. La intención de este artículo es resaltar un hecho que me parece positivo: si quieren vender más, tendrán que bajar los precios. De ese modo, conseguirán convencer a unos pocos más. Aunque es evidente que mientras no solucionen los problemas de tiempo de recarga y autonomía de las baterías, los coches eléctricos no terminarán de despegar. De todos modos, si en lugar de colocar puntos de recarga se abriese una buena red de intercambio de baterías, el problema disminuiría. En un viaje largo las paradas serían más cortas (el tiempo que se tarda en quitar la batería gastada y en poner una nueva). Puede ser una buena alternativa.